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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Capítulo 7 - To the end.

Sin darme cuenta había escrito en el libro de Biología "Honey" con un corazón. ¿Me gustaba? ¿Realmente me podía gustar un chico con el que el día que lo conocí casi me mata, discutimos, desafió a Samuel y encima intenta tener una relación conmigo? Pues resulta que sí. 
Nuria estaba a mi lado, y me miraba casi con miedo.
-Esme, ¿Qué te pasa?
-Nada, ¿Por qué?
-No... Porque estás en babia, tía. No creo que hayas escuchado ni una sola palabra de Susana. 
-No me pasa nada, no te preocupes. Es que estoy un poco adormilada. 
-Te he visto con el chico este de 1º de bachiller. 
-Sí, con Honey.
-¿Habéis terminado tú y Samuel? 
-No lo sé.-Esto último lo dijo mi subconsciente, yo tenía claro que estaría con Samuel, pero se ve que mi yo interno no. -Quiero decr que no, no hemos terminado. 
-Es que no sé, cuando te he visto con ese chico...
-Honey.
-Sí, bueno con Honey no le mirabas con, bueno que no le mirabas con a los otros. A mí me parece muy bien tu relación con Samu, es muy inteligente por vuestra parte no ataros. Pero tú cuando mirabas a los otros chicos era anteponiendo a Samu, y cuando estabas mirando a Honey no... No sé, no parecía que hubiera ninguna preferencia de Samu, ni de nadie. Parecía que estábais solo en todo el instituto... 
-¡Qué peliculera eres!
-Pregunta a quien quieras, las miradas de entre clase y clase no pasan desapercibidas, cariño. No estoy loca.
-Bueno, puede que me guste un poco... Está bueno, es guapo... Y parece que algo le intereso. 
En ese momento la puerta de clase se abrió y entró Honey con cara de preocupación extrema.
-¿Es esto cuarto A? 
-Sí.
-¿Está aquí Esmeralda? 
-Sí, estoy aquí. ¿Qué pasa?
-Tu madre ha llamado, hay un problema grave con tu perro, bueno será mejor que te lo diga tu madre... -Mi cara cambió radicalmente, de preocupación a sorpresa. ¿Perro? ¿Pero qué perro? Si llevo queriendo tener uno desde los 5 años y no me dejan. 
-¿Susana, puedo salir por favor?
-Por supuesto, Esme. 
Gracias a las clases de teatro pude tragarme la risa, e ir seria a la puerta con cara de confusión. Honey seguía preocupado, me miraba con miedo de decirme algo que me hiciera mucho daño, como si temiera que rompiera a llorar en cualquier momento. Mientras me dirigía a la puerta Núria me dio un papel que me guardé en el bolsillo disimuladamente.
-Venga chicos, vamos a seguir... 
Cerré la puerta trás de mí, y le miré impaciente, estaba claro que era una escusa. 
-¿Y bien? ¿Qué le pasa a mi perro imaginario?-Sonreía de oreja a oreja porque me parecía uno de los actos más románticos que siempre hubiera querido que me hicieran.-A ver si lo adivino, ha mordido a mi prima imaginaria.
-¿No tienes perro? Pues actúas bastante bien. 
 -Finjo que me caes bien, imagina lo buena actriz que soy. Aunque tú no te queda atrás eh, guapo. -Me sonrió con esa perfecta sonrisa picarona que hace que sienta un algo dentro de tus estómago, calor en tus mejillas y estés saltando de alegría por dentro. Vale, sí me gustaba. Me gustaba mucho.
-Clases de interpretación desde los 5 años, si no se me da bien aun, ya me puedo suicidar...
-Un óscar al mejor actor. Repito, ¿Qué haces aqui?
-Bueno, si no te sacaba de clase no podría haber hecho esto. -Se acercó hacia mí, dejándome decidir el espacio que quería de lejanía entre nuestros cuerpos. Sus labios y los míos estaban a escasos milímetros de distancia, pero no se rozaban.
-¿Qué piensas hacer?-Enarqué una ceja y sonreí ligeramente en sentido de desafío. 
-Algo que me muero por hacer desde que te he visto esta mañana...-Sonrió otra vez con esa sonrisa que daba la sensación de que me iba a comer.
-¿A qué esperas?- No sé todavía cómo conseguía articular palabra, por dentro estaba analizando cada pequeño detalle, pero ser tan lanzada me estaba saliendo natural y sin temblar. Para mí, un mérito.-No creo que mi madre tarde mucho en explicarme lo del perro...
Se acercó más a mí, el nerviosismo me hizo retroceder. Él seguía avanzando y yo retrocedí hasta que me dí con la pared. En ese instante me percaté de que aunque no fuera fácilmente visible temblaba. Sus dedos índice y corazón acariciaron mis pómulos. No pude evitar morderme los labios, si no me besaba yo lo mordería. Bajo sus dedos hasta mi cuello, pasó a mi hombro y llegó a mi mano, la cogió con delicadeza y la apretó con ternura. 
-Llevo queriendo besarte desde que te he visto esta mañana, pero no lo voy a hacer.-Debo decir que fue un poco "chof" escuchar eso. Pero por lo poco que conocía a Honey sabía que la historia no terminaría ahí.-Voy a conseguir que me lo des tú. 
-¿Y quién te ha dicho que quiero? Eres un poco engreído, ¿No?- No sabía si molestarme o reírme.
-A lo mejor de esta manera encuentre el momento adecuado para dartelo, y así no poder cagarla.
-¿Y si te dijera que no pienso dartelo, no pienso darte pistas? 
-En ese caso, lo haga cuando lo haga la voy a cagar.-Se acercó rápido a mi cara, rozó mis labios, eran cálidos y suaves, los entreabrió y me beso. Juro que nunca pensé que un beso pudiera llevar con él tanta pasión. En mitad del beso mordió mi labio inferior, sin hacerme daño, pero cuando dejó de morderme noté sus dientes aun apretando mi labio. Se separó me miró y me sonrió. Seguidamente me volvió a besar y en ese caso, no pude resistirme a darlo todo. Cuando el beso terminó me miró asombrado. -Prefiero pedir perdón a permiso, Lady Curl. 
Lo aparté de mí con la palma de mi mano en su pecho. Mek, error. Sentí su corazón a mil por hora, y me di cuenta de que el mío también lo estaba. Pero el suyo se escuchaba si permanecias en silencio. Lo miré entre asustada, y enternecida por aquel hecho. Él no paraba de sonreír, y me di cuenta de que su sonrisa solo me decía una cosa: Todo es posible, incluso tú  y yo en una verdadera relación.  
Me acompañó a la puerta de clase, y me guiñó un ojo cuando tocó a la puerta. 
-No olvides mostrar tus dotes de actriz.- Y se fue. Entré con la cabeza gacha, seria y pensando en cómo iba a hablar con Samuel ahora. 
-Esme, ¿Estás bien?
-Sí... Es solo que han atropellado a mi perro... Y... Bueno... No ha sobrevivido. 
Todos me miraron con lástima, menos Nuria. Su cara de esceptividad me recordó el papel del bolsillo. Cuando me senté lo leí: Parece que le interesas más que "algo"... Disfrútalo, bitch.
Me giré hacia Nuria  y le sonreí, la insulté moviendo los labios sin crear sonido, y ella desde su pupitre que estaba detrás del mío, me pegó una patada en el culo. Me dolió bastante, pero no me enfadé. En el resto del día casi nadie se atrevía  a hablarme. Mis amigas, que sabían que era mentira, fingían que estaban algo dólidas por el tema, pero no sabían por qué debían mentir. Y por ahora lo prefería así. 
Samuel vino corriendo a la hora del patío. Tenía los ojos con preocupación y un poco enrojecidos.
-He oído que han atropellado a tu perro... Pero, tú no tienes perro...
-No, sabes que no tengo. 
-Osea, que no estás mal, ni nada, ¿No?
-No, solo lo finjo, no te preocupes. Pero gracias. 
-Uff. ¡Qué susto!-Me abrazó muy fuerte.-Pensaba que estabas destrozada y me sentía fatal por no saber ni que tenías perro... 
-Ha sido solo una escusa.
-¿Para qué? Es una escusa muy fuerte, y si te pillan no creo que a nadie le siente bien si se entera que es mentira.
-De eso tenemos que hablar.
-¿De tu no-perro-no-muerto? - Su cara de confusión me daba lástima, pero si lo dejaba con la duda me sentiría más culpable... Si cabía.
-He besado a Honey. Bueno, me ha besado él. Da igual, el caso es que nos hemos besado... Y me gusta de verdad... Ya lo he dicho. -Su cara empezaba a cambiar de confusión a rabia. Pensaba que gritaría de celos, o rabia, o ambas. Pero me armé de valor  y seguí hablando.- No lo conozco mucho. Y según nuestro trato podría estar viendoos a los dos, pero... No creo que pueda. Me gusta de verdad, no como un chico al azar. No quiero que te duela Samuel, pero no quiero que llegue un momento peor... Y tenga que usar otras palabras... Ya sabes lo que quiero decir... 
-No, no lo sé, me vas a decir que.. ¿Que te has enamorado de él? No me parece justo. Llevamos juntos casi un año, y no te has enamorado de mí, no te he gustado tanto como para dejar de ver a otros. Y sin embargo, a él que no le conoces de nada. ¡Date cuenta! No lo conoces de nada, dos días. Y eres capaz de dejar esto por él... ¿Qué tiene de diferente?
-Lo siento... Samuel, de verdad... Te quiero mucho, pero no puedo evitar sentir lo que siento por Honey. Y si, sigo contigo es como si te estuviera mintiendo todo el rato. 
Los ojos de Samuel se llenaron de furia, me miraban buscando alguna respuesta que yo no era capaz de dar. Empezó a alterarse, a gritar millones de cosas, cada vez más y más. Poco a poco la gente del patío fue mirándonos. Me daba igual, estaba muy ocupada intentando tranquilizar al monstruo que había creado sin quererlo. Me insultó y algo dentro de mí hizo clic. Comenzó una grave discusión en la que él me acorraló contra una pared gritando sin dejarme ni respirar. Tuve miedo de verdad. Todo el patio vino a saber qué pasaba. Algunos se metieron a intentar que Samuel se quitara y dejara de hacerme llorar. Pero los sacó del tema, y yo por miedo también les pedí que se fueran. 
-¿Cómo puedes ser tan zorra? Dime... ¿Cómo puedes serlo? ¡Me has jodido la vida! ¡He hecho todo por ti! 
-Por favor, Samuel para...
En cuestión de minutos todo el instituto estaba haciendo un corro mirándonos. Los profesores venían, y cuando llegaban yo alegaba que estaba mal por la muerte de mi perro y que todos venían a consolarme. Parece que había una parte del instituto que tardó en enterarse, pero llegó. Entre ellos estaba Honey. Ni siquiera sabía quien estaba dentro del corro, solo miraba... Pero en cuanto lo miré pidiendo por favor a todos los dioses que le dieran el poder de leerme la mente para que se fuera y no le pasara nada. Pero Samuel se giró antes de que me diera a tiempo a reaccionar y lo vio. 
-Hombre, el que faltaba... -Honey tardó una milésima de segundo en darse cuenta de lo que pasaba y en reaccionar. Yo había tardado casi un año en darme cuenta de que Samuel era un gilipollas que era capaz de gritarme y hacerme llorar con crueldad, y sin ningún tipo de conciencia.
-¿Qué está pasando? ¡Iros todos! ¿Qué hacéis mirando como subnormales?-Acertó a decir Honey. Antes de poder mirarme de nuevo, Samuel le dio un puñetazo con el que se quedó algo atontado, y cayó al suelo. Yo empecé a sentir como mi fuerza interior volvía. 
-¡Samuel, ¿Qué coño haces!? ¿Cómo puedes hacer esto? No eres más que un idiota. Esto se iba a acabar en cuanto te viera hacer esto. ¿Cómo puedes pegarle? Él no tiene la culpa. y no tienes que montar numeritos. Me has dado miedo, ¿Sabes? Hasta el punto de creer que me ibas a pegar, ¡PEGAR! ¿Te das cuenta de cómo te has comportado? Creo que acabo de conocerte realmente. 
-Estoy enamorado de ti, idiota. Llevo enamorado desde el primer día, y he luchado por ti como nadie, he aceptado todas tus condiciones, ¿Y me la devuelves así? ¿Liándote con todos? 
No es que Honey estuviera desmayado pero estaba atontado, y alucinando con lo surrealista que era todo. Se levantó poco a poco, y miró con asco a Samuel. 
-Mira, Samuel, le gusto a tu chica. ¿Qué puedo hacer? A mí ella me vuelve loco, y no pienso parar hasta conseguir que se enamore de mí. Nos hemos besado, como ya sabrás.  Y entiendo tu forma de actuar. En serio, si a mí me quitaran a Lady... Esme, yo también me pondría como loco. Pero, no voy a consentir que la intimides, que la pongas en evidencia y mucho menos que la insultes. Y si la tocas, te juro que no volverás a ver a nadie en tu puta vida. ¿Ha quedado claro? No te estoy amenazando, ya te he dicho que comprendo tu reacción. Pero estas no son las maneras.- Lo dijo todo tan tranquilamente, y pacientemente. Casi con cuidado de no herirle. Con palabras calmadas y con la vista firme. Seguramente le dolía mucho el pómulo, pero no se quejó. Todos los que nos miraban se quedaron estupefactos, incluso yo. Nunca creí que alguien pudiera reaccionar de esta manera. -Esme, creo que deberíamos hablar los tres a solas. ¿Vale?-Sentí su apoyo con la mirada. 
-Sí, yo también lo creo. Samuel, por favor... 
-No tengo nada que hablar con vosotros dos. Tú eres una zorra, y él solo te va a follar y dejar.  ¿O de verdad te crees toda esta mierda? No eres más que un buen polvo. Bueno, si quieres que seamos más sinceros, cuento mejor los polvos. Como aquel día en el que lo pasamos tan bien, ¿Eh? Que bien la...- No terminó de decir esa sarta de gilipolleces. Honey le dió un puñetazo en la mandibula, y me cogió la mano. Me sacó de ese montón de gente. A estas alturas los profesores, los alumnos, y hasta los conserjes estaban mirando la pelea, intentando coger a Samuel, pero todo pasó tan rápido que no pudieron evitarlo. Agradecí la fuerza de Honey al cogerme de la mano. 
Pidió al conserje que le abriera. Él podía salir ya que tenía 18 años, e iba a bachiller. Yo me hice en ese mismo instante un justificante falso, que ni me molesté en hacer similar la letra ni la firma de mis padres. Pero puse su número por si querían llamar. Nos dejaron salir y me subí en su coche. Todo lo que había llorado antes quedó en nada en comparación con lo que lloré en el asiento trasero. Él se limitaba a mirarme e intentar preguntarme si necesitaba hablar con él. 
-No puedo creer que quisiera a ese... Joder no puedo ni insultarlo. Puedo jurar que incluso me estaba empezando a enamorar un poco. No sé explicarlo. Pero no podía... Joder... Lo siento por haberte metido en este lío... Yo... No sé qué hacer. Y ahora... No puedo más. Lo... Lo siento.-No paraba de sollozar y temblar. Había un monstruo dentro del chico con el que llevaba un año.- Y yo... Yo que pensaba que iba a tener un curso aburrido... En una semana han pasado más cosas que en todo el año anterior. -Dicho esto me quedé dormida, tumbada en la parte trasera del coche. Y aunque sentí el movimiento de éste no me moví de mi posición fetal, en la que el cálido aire acondicionado me daba la temperatura perfecta. 
Cuando desperté vi la playa. Más bien vi la orilla del mar. El coche estaba dentro de la playa. Estaba algo aturdida y no entendía qué estaba pasando. Cuando miré hacia detrás, por el cristal trasero, él estaba sentado sobre el maletero.  Salí del coche y me encontré con un "picnik en la playa". <<¿Cón qué más puede sorprenderme?>>
-Por fin te has despertado. Suponía que te levantarías cuando tuvieras hambre... -Me sonrojé, tenía razón. De hecho al ver la comida, mis tripas gritaron que me lo comiera todo.
-¿Por qué has hecho esto? No deberías molestarte. Ni siquiera estamos juntos. 
-Lo sé, no estamos juntos. Pero lo estaremos.  Y solo he pensado en ti... En que después de esto necesitas algo que te alegre un poco el día. En una peli el chico hacía algo parecido a una chica y bueno, terminaban desnudos.-Enarqué una ceja, y me reí casi a regañadientes, como si intentara que mi cuerpo no mostrara alegría.-Tranquila, no te voy a pedir nada... Aunque me ha quedado muy claro que eres buena según Samuel...-Entonces solté una carcajada, y sonreír de nuevo. Pero él estaba algo más serio...- Lo siento no quería hacer una broma con esto. Es que, dicen que hay que tratar los temas delicados con humor... 
-No te preocupes, Honey. Ahora mismo soy inmune a todo... A propósito, lo que ha dicho Samuel... Bueno, lo siento si te ha sentado mal. No voy a mentirte, y creo que te lo dije también...Pero si no es el caso, que sepas que en ningún momento ha mentido sobre ese tema. 
-Lady, me da igual todo. Si te has tirado a 50 , o si no has dado tu primer beso. Me gustas tú, y ya lo he dicho, voy a luchar por ti. Hasta el final. 

1 comentario:

  1. Leí todos los capítulos y realmente me encantó la historia deberías seguir esta o hacer más es lo tuyo al parecer :) un abrazo, seguí así que vas a llegar re lejos!

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