Capítulos

martes, 30 de julio de 2013

Capítulo 15 - Huye. Lejos.

Abrí los ojos, la mayoría de la gente me miraba con preocupación, menos una señora que parecía desear que muriera. Me levanté torpemente, y sonreí como una idiota.
Había perdido la conciencia sola, a vista de los demás, dentro de mí su nombre rebotaba por mi corazón.
Honey, Honey, Honey.
Salí corriendo, por el simple hecho de correr. Y sentí las lágrimas cayendo por mis mejillas, liberando tensiones.
Siempre había sido él, él me había hecho dudar, y ya sabes lo que dicen... Si lo amas de verdad no dudarás, e hizo solo un golpe de efecto para saber que era verdad, que no amaba a Samu, y que estaba harta de intentar quererle de una forma que no salía de mí.
Paré, y posé las manos sobre las rodillas, jadeando agotada. Miré hacia delante, y vi la chaqueta que llevaba Honey esa mañana, miré y sin pensarlo fui a fotting para no hacer mucho ruido. Paré en seco al ver que no estaba solo...
El callejón por el que me había metido estaba prácticamente vacío, y solo se oía al viento mover las hojas ya caídas.
Él no me vio. Me dediqué a mirar a su acompañante. Era un chico, no muy alto, mal vestido pero de marca cara, y no estábamos en rebajas. Tenía el pelo con un corte algo antiguo, más bien, sin corte. Moreno, guapo a su manera, aunque... Se movía de manera muy nerviosa, sus ojos estaban muy abiertos y no paraba de escupir pequeñas porciones de saliva al hablar. De repente sacó dinero, y Honey miró a su alrededor, me vio.
Deseé ser mejor espía, o sencillamente poder ponerme la capa de Harry Potter y desaparecer... Pero como he dicho, no fue así.
Honey se apresuró a mí, y yo estaba congelada. Parecía algo raro. Parecía que Honey era camello, pero no podía ser. O sí. No sabía si reír y tomarlo como algo sin importancia, porque realmente no había visto nada raro. Podía ser que solo le debía dinero, o que era menor y le daba dinero para que comprara alcohol para sus amigos.
Esos 7 segundos que tardó en llegar a mí fueron eternos y fugaces.
-Lady...
-¿Eh? Sí, venía a decirte una cosa...-Titubee- Pe, pero tú... Bueno, estabas ocupado.
-Sí, es un... Amigo. Me debía dinero de una apuesta a jugar al Pull.
-Ah.-Mi cara debió cambiar mejorando, porque noté que mi sangre volvía a correr, aunque no me fiaba.-¿Qué es el Pull?
-Perdona, es que es uruguayo y lo llama así, y se me pega, al billar.
"Esta conversación es realmente surrealista. Esme, dí algo, pregúntale." pensé.
-Honey...-Antes de poder decir nada, el chico vino corriendo, cabreado y golpeó a Honey de forma violenta pero reprimida. Un empujón. Pero el ambiente se caldeó.
-Concheto, dámela ya. Me tengo que ir. Tengo la plata, y mi gente no se juega por niñatos.
-¿Quieres callarte, pedazo de imbécil?
-¿No querés que tu novia sepa? Pues me importa una mierda. No te hagás el vivito.
-Esme, vete. Vete, ¡AHORA!
-Pe, pe, pero.. ¿Qué pasa?
-¡Que te vayas! ¡Corre, joder!
Se me pasaron mil películas por la cabeza, con millones de tiroteos, millones en las que por 10 gr. de cocaína se mataban... Honey me empujó, y volvió a gritarme que me fuera. Me giré, de forma involuntaria a ver al otro chico, había cogido una especie de palanca de hierro. No debí haberme girado. Corrí. No lo decidí yo, fueron mis piernas solas. Otra vez tensión, me sentía toda dura. Todo era realmente un novelón.
Deseé pensar que era solo un ajuste de cuentas por otras cosas. No había dicho cocaína, no había dicho marihuana, ni costo, ni siquiera alcohol. No quería suponer.
Sin darme cuenta corrí más tiempo sin quedarme sin aire que en toda mi vida. Paré en una plaza, muchos niños jugaban y sus madres y padres hablaban con otros sobre el buen tiempo que hacía y la mala economía del país.
Me senté en un banco, comencé a reír como una loca.
No me quedaban lágrimas. No podía ser verdad. No podía tener tanta mala suerte.
-Mi vida es la comedia personal de Dios. Y ni siquiera es romántica.
Esperé 10...15...20...25 minutos y volví a la "escena del crimen".
No estaba Honey, no estaba el chico nervioso uruguayo.
Pero sí la palanca. Manchada de sangre.
Llamé a Honey, no hubo respuesta. Solo quería despertar de la pesadilla, no sabía cómo, volví a correr y esta vez corrí mucho y muy lejos.